¿Cómo le digo a mi hijo/a que nos separamos?

La separación es un proceso que afecta a todo el núcleo familiar, es un proceso habitualmente doloroso en el que los menores pueden ser los más afectados por sus consecuencias. Según la edad que tenga el menor identificaremos una u otra reacción de manera más frecuente.

Durante la infancia, es decir, entre 2 y 6 años aproximadamente, suelen presentar más conductas de carácter regresivo como volver a dormir en la cama con sus padres o enfados más constantes.

Cuando el menor tiene está en la niñez, es decir, 7 y 12 años, será más frecuente comportamientos como intentar unir de nuevo a sus padres, sentimientos de culpa por la separación o baja autoestima.

Una vez llegada la adolescencia, es más habitual la presencia de conductas de riesgo o dificultades en las relaciones sociales.

Todas estas consecuencias serán temporales si se ayuda a la adaptación del menor en esta nueva situación, y para ello es importante que, tras la toma de decisión de separarse, se le comunique al menor de la manera más adecuada la separación, pero ¿Cómo se debe hacer? ¿Cómo se lo cuento?

  • Los menores deben conocer la separación por sus padres, por ambos. Deben explicar y hablar sobre lo que va a suceder, y cómo va a ser su vida diaria. Todo ello sin olvidar adaptar el lenguaje y mensaje a la edad del menor.
  • Es importante contestar a las preguntas que realicen, ya que sino es así imaginarán o intentarán averiguar por otras vías.
  • Dejar claro que no hay posibilidad de continuar viviendo juntos es imprescindible. A pesar de la información la posibilidad de reunificación les puede dificultar la adaptación a la situación real. Evitar frases como “ya se verá en el futuro, por ahora vamos a vivir separados… “ , y dar esperanzas en un intento de no hacer daño a los menores, cuando la decisión es firme.
  • A pesar de que no discutir delante de ellos es de gran importancia durante todo su crecimiento, en este momento es crucial. Cuando ven discutir a sus padres por ellos pueden sentirse culpables de la propia ruptura.
  • Fomentar que se conserven las buenas relaciones con ambos progenitores. No hablar mal del otro, y procurar que mantenga los lazos afectivos con él.
  • Hablar con ellos sobre la situación y cómo se sienten. Los menores pueden sentirte abandonados, llenos de dudas e incertidumbre sobre el vínculo que les une a cada progenitor. Por ello, es importante tener en cuenta sus sentimientos y aclarar, nuevamente, cualquier tipo de duda que tengan.
  • Explicar detalladamente cosas como: dónde va a vivir, con quien, si habrá cambio de domicilio o colegio … en definitiva, cosas que van a mantenerse igual o que van a cambiar en su día a día. En esta situación necesitan predictibilidad.

A pesar de todo lo comentado anteriormente, lo más imprescindible es la presencia del progenitor en la vida del menor. Recordarles que la separación es de los padres, y no con los hijos. Que sepa que siempre va a tener a ambos a su lado, y no culparle por lo ocurrido.

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